La pandemia de COVID-19 afectó duramente a la ciudad de Nueva York, con tasas de infección que variaron drásticamente entre barrios. Si bien algunas zonas experimentaron una transmisión rápida, otras registraron tasas de transmisión y casos más bajos, debido principalmente a diferencias en factores socioeconómicos, comportamiento humano e intervenciones locales.
“Nuestro análisis muestra claramente cómo las actividades rutinarias como salir a cenar o ir de compras se convirtieron en importantes vías de transmisión de COVID-19”, explicó el autor principal Sen Pei, PhD, profesor asistente en el Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental de la Escuela Mailman de Columbia. “Estos conocimientos conductuales le dan a nuestro modelo un poder predictivo significativamente mayor que los enfoques convencionales”.
Un pronóstico de precisión sobre la propagación de COVID-19 en el vecindario #
Otro componente crucial es la incorporación de los efectos estacionales en el modelo. Los investigadores confirmaron el mayor riesgo de transmisión en invierno, vinculándolo con niveles más bajos de humedad que prolongan la supervivencia del virus en el aire. Este ajuste estacional permite realizar predicciones más precisas a corto plazo, lo que brinda a las autoridades de salud pública un margen crucial para prepararse ante los aumentos repentinos de infecciones.
Una herramienta para una respuesta equitativa ante una pandemia #
Refinando el modelo para brotes futuros #
Si bien el modelo basado en el comportamiento ha demostrado ser eficaz, los investigadores señalan que su implementación en el mundo real requiere mayor perfeccionamiento. Un desafío clave radica en garantizar un acceso consistente a datos de alta calidad sobre movilidad y casos, una limitación presente durante las primeras fases de la pandemia, cuando los flujos de información eran poco fiables.
“El éxito de este modelo con la COVID-19 abre nuevas vías para combatir brotes futuros”, explicó Pei. “Al mapear la transmisión de enfermedades a nivel comunitario, podemos dotar a la ciudad de Nueva York, y potencialmente a otros lugares también, con información para tomar decisiones más informadas mientras se preparan y responden a las amenazas emergentes para la salud”.
El primer autor del estudio es Renquan Zhang, de la Universidad Tecnológica de Dalian, Dalian, China. Otros autores son Qing Yao, Wan Yang, Kai Ruggeri y Jeffrey Shaman, de Columbia; y Jilei Tai, de la Universidad Tecnológica de Dalian.
Este estudio fue apoyado por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos (DMS-2229605), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (75D30122C14289, U01CK000592) y el Consejo de Epidemiólogos Estatales y Territoriales de Estados Unidos (NU38OT00297).
Jeffrey Shaman declaró ser propietario parcial de SK Analytics y consultor de BNI. Los demás autores declararon que no tenían conflictos de interés.